En los Andes del Sur, los mensajeros de Dios fueron retratados como caballeros renacentistas. Arma de fuego en mano, pueden verse en Argentina en las iglesias de Uquía y Casabindo.
Iglesia de Uquía, Jujuy. Autor: Nacho Calonge.
“¿Serán los ángeles muy distintos de lo que imaginamos?”, se preguntaba el escritor Manuel Mujica Lainez. El interrogante no es nuevo. Mucho antes, otros, también lo pensaron. Es más, decidieron pintar versiones muy poco ortodoxas en las paredes de las mismísimas iglesias de la América virreinal.
En la Quebrada de Humahuaca, el pequeño pueblo de Uquía guarda un antiguo secreto en su capilla: los ángeles arcabuceros. Se trata de pinturas de enormes figuras aladas, armadas hasta los dientes, vestidas como aristócratas del siglo XVII. En Casabindo, muy cerca de allí, hay imágenes similares.
Alejados de las representaciones tradicionales, estas criaturas celestes son –junto con otras series encontradas en Perú y Bolivia–, únicas en el mundo.
Del Paraíso a los Andes
Según Ramón Mujica Pinilla, autor de Ángeles Apócrifos de la América virreinal, estas figuras forman parte de la temática de los ángeles combatientes portando banderas, tambores, trompetas, espadas y lanzas, a la manera de una escuadra militar, que se popularizó en la segunda mitad del siglo XVII en el Cusco y en la zona del Titicaca.
Vestidos lujosamente con brocado, camisas de encaje, fajas y cintas de seda, fueron retratados tomando las posturas recomendadas en el manual militar Ejercicio para las armas, de Jacob de Gheyn (1607), donde se señala cómo manejar el arcabuz, un arma de fuego conocida en su época como “trueno de mano”.
Si bien no se conoce con certeza el origen de los arcabuceros, para estudiosos como Ricardo González, licenciado en artes y doctor en historia, existen tres fuentes probables: la difusión en América del libro de Enoch (texto que forma parte de la Biblia de la Iglesia Ortodoxa Etíope); las representaciones festivas cristianas en las que las imágenes angélicas salían de la iglesias y el manual de armas antes mencionado.
Sin embargo, es importante mencionar que el uso de terminología militar en este ámbito no es nuevo: en el Antiguo Testamento, por ejemplo, se habla de las “huestes” angélicas de Yahvé, y más tarde, los artistas de la Edad Media vistieron a sus ángeles con trajes imperiales y atuendo militar. La originalidad de estas figuras radica entonces, según Pinilla, en la unión de los símbolos ángeles y arcabuz con intención evangelizadora.
“En la confrontación de cosmovisiones hispano-andinas, los primeros símbolos sincretizados fueron el arcabuz y la espada asociados con el dios Trueno o dios Rayo –Illapa–, a su vez serpiente, poderoso símbolo de la fertilidad”, aseguran Liliana Madrid de Zito Fontán y Diego Outes Coll, autores de Ángeles Andinos. “La serpiente –agregan– rechazada por Occidente continuó y continúa en el corpus mítico andino, disimulada o encubierta”.
Arte celeste
Para los investigadores Iris Gori y Sergio Barbieri, autores del Inventario Patrimonial de Bienes Muebles de Jujuy, en los ocho ángeles arcabuceros de Casabindo se reconocen pautas que los vinculan con la serie de Calamarca, Bolivia. En tanto los nueve de Uquía –que se diferencian de los anteriores por la orla de rosas alrededor de las imágenes angélicas–, denotan rasgos altoperuanos, probablemente de la escuela cuzqueña.
En cuanto a los modelos que usaron para elaborar cada una de las figuras, Zito Fontán y Outes Coll reconocen la presencia de la escuela flamenca y la influencia de las numerosas pinturas que llegaron a América a partir de fines del siglo XVI, destacándose entre otros, los artistas Martín de Vos y los hermanos Wierix.
¿Cuál fue el centro de producción de estas figuras? “Es un tema que aún no ha sido dilucidado. Se cree que la mayoría procede de Cusco y de la región que rodea el lago Titicaca, si bien no se descarta la presencia de artistas contratados que llegaran a trabajar in situ”, aseguran los mismos investigadores.
Aceptados y proscritos
“Mensajeros de Dios, los ángeles y arcángeles forman parte de la más baja de las tres tríadas de jerarquías celestes. Pese a ello, los arcángeles, en razón de ser los únicos individualizados, son los más importantes para la iconografía cristiana. Eran siete. La iglesia sólo reconoce tres: Gabriel, Miguel y Rafael. El resto, Uriel, Baraquiel, Jehudiel, Sealtiel, proscriptos en el concilio de Letrán, no pasaron al olvido, llegaron a América a través de diferentes fuentes y fueron representados por artistas locales”, apunta Ricardo González.
En Argentina, los ángeles arcabuceros de Uquía son los únicos que fueron pintados con sus nombres al pie y son: Gabriel, Rafael, Uriel, Salamiel, Yeriel, Eliel, Hosiel y Oziel. Las figuras y algunos nombres no responden con exactitud a las representaciones tradicionales. “El lienzo de San Miguel está titulado con el nombre de Uriel, lo que no se corresponde con este personaje ya que porta casco, peto, adarga y lanza. Es probable que el artista que lo hizo desconociera los nombres hebreos de los ángeles apócrifos y eso prueba que los artistas populares americanos no conocían con exactitud la iconografía”, agregan Zito Fontán y Outes Coll.
Más allá de todas las investigaciones, estos singulares seres alados aún despiertan curiosidad. Ir a conocerlos es todo un plan.
Dónde encontrarlos
• Iglesia San Francisco de Paula, Uquía , Jujuy.
• Iglesia de la Asunción, Casabindo, Jujuy.
• En la iglesia de Calamarca, Bolivia, 60 km de La Paz.
• En la iglesia de Challapampa, Puno, Perú.
• En el museo Pajcha ( 20 de Febrero 831, ciudad de Salta,) se exhibe la muestra fotográfica “Ángeles Andinos: de Jujuy al Cuzco”.
Por Gabriela Pomponio
Fuente: lugaresdeviaje.com
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