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domingo, 20 de junio de 2010

El hábito de aprender

Normalmente, cuando sale el tema de aprender, suelo decir que sin importar la edad, todos los días debemos aprender algo nuevo, debemos levantarnos y sentarnos en el "Podio de la Ignorancia". Esta nota que encontré manifiesta mi pensamiento sobre el tema. hc


Aprender es la base del crecimiento. Aprender quiere decir sumar algo nuevo a lo ya conocido. Aprender nos permite ir mas allá, nos deja ser más de lo que ya somos. Para aprender es necesario primero reconocer que no lo sabemos todo, es necesario declararnos aprendices permanentes.

Para ser aprendices permanentes es muy importante desaprender primero. Habrá algunas cosas que sé que son muy buenas, otras que no y otras que lo serán o caducarán. Desaprender es casi tan importante como aprender. Para llenar un vaso con agua, primero hay que vaciar lo que tenga, lo mismo pasa con nosotros.

APRENDER. Hoy te desafío a aprender algo nuevo todos los días. Preocupate por aprender algo, no importa qué, lo que importa es que sea nuevo. Puede ser una forma distinta de hacer algo, una palabra en chino, una receta, un camino nuevo para llegar al trabajo, cualquier cosa.

Aprendamos el hábito de aprender. Ésto nos obliga a escapar de la rutina y no aburrirnos siempre con lo mismo. A veces todos los días se parecen, son casi idénticos… hasta perdemos noción de qué día es. SALÍ DE LA RUTINA, ANIMATE A MÁS, ANIMATE A APRENDER. Sumá algo más cada día.




Leer más: http://www.sergerente.com.ar/el-habito-de-aprender/#ixzz0rQn4eqOc

domingo, 13 de junio de 2010

Discurso del Presidente Uruguayo sobre la Educación.

Impecable. Deberían pasarlo por cadena nacional en nuestro país. En cuanto al pensamiento, lo comparto en su totalidad. Esperemos que lo lleve adelante, el pueblo uruguayo estará agradecido. hc


Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer.
Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo le queda el placer.
Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute.
¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!
Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales.
No porque sea elegante sino porque es placentero.
Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines.
¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!
Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers.
En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos.
No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.
Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción.
Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos.
Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques.
Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales.
Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento.
En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada.
LA EDUCACION ES EL CAMINO
Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación.
Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar.
Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo.
Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas.
Pero hay que hacerlo.
Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.
Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.
Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite.
Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia.
Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números.
Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta.
Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa.
Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez.
O como los que vieron el fuego por primera vez.
Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.
Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo.
Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo.
Es abrumador.
Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente.
Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua.
Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes.
Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.
Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica.
Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.
Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.
Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.
No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines.
Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.
Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica…
Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación.
No hay tarea más grande delante de nosotros.