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viernes, 26 de noviembre de 2010

REFLEXIONES DEL MATE

(de Lalo Mir en el programa "Lalo Bla Bla" Radio Mitre)


El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo. Cuando llega alguien a tu casa la, primera frase es ¨hola¨ y la segunda "¿unos mates?".

Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.

Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.

Cuando tenés un hijo, le empezas a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate.

Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conoces a alguien por primera vez, te tomas unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: "¿Dulce o amargo?". El otro responde: "Como tomes vos".

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.

Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.

Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate, solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate. Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablas mientras el otro toma y viceversa.
Es la sinceridad para decir: "¡Basta, cambia la yerba!".
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿está caliente, no?".
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir ¨gracias¨, al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

Ahora vos sabes: un mate no es sólo un mate...

martes, 23 de noviembre de 2010

SESENTA EN SIGLO XXI

Si miramos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja social que antes no existía: la gente que hoy tiene alrededor de sesenta años. Es una generación que ha pateado fuera del idioma la palabra "sexagenario", porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales el hecho de envejecer.

Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del siglo veinte para dar identidad a una masa de niños desbordados en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse.

Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria. Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura rioplatense le dio durante décadas al concepto del trabajo. Lejos de las tristes oficinas de J.C. Onetti o Roberto Arlt, esta gente buscó y encontró hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganó la vida con eso. Supuestamente debe de ser por esto que se sienten plenos...algunos ni sueñan con jubilarse.

Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, la mujer tiene un papel rutilante. Esta mujer pudo sobrevivir a la borrachera de poder que le dio el feminismo y en determinado momento de su juventud en el que los cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras, otras eligieron tener hijos, otras fueron periodistas, atletas, o crearon su propio "YO S.A.". Pero cada una hizo su voluntad.

Reconozcamos que no fue un asunto fácil y todavía lo van diseñando cotidianamente. Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de sesenta maneja la compu como si lo hubiera hecho toda la vida. Se escribe, y se ve, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar con sus amigos y les escriben en e-mail sus ideas y vivencias.
Por lo general están satisfechas de su estado civil y si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo. Raramente se deshacen en un llanto sentimental. A diferencia de los jóvenes; ellos conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona y toma nota, a lo sumo.
La gente grande comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en retirada. Compiten de otra forma, cultivan su propio estilo...Ellos no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen un traje Armani, ni ellas sueñan con tener la figura tuneada de una vedette. En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.

Hoy la gente de 60, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos y hoy ya no lo son, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, por que la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben.

La gente de 60 de hoy, celebra el sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo...Quizás, por alguna razón secreta que sólo saben y sabrán los de sesenta en el siglo XXI.

ANÓNIMO

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Azul Tierra

Seguramente todos coincidamos en que, en la mayoría de las fotografías aéreas en las que tenemos una vista de nuestro planeta, predomina ampliamente el color azul.

Es claro, las dos terceras partes del planeta están cubiertas por agua de mar. Por qué no lo habremos nombrado entonces como "Planeta Mar"? El egocentrismo humano, que al no dominar ese medio a su antojo y sentirlo como algo desconocido, prefirió ignorarlo?. Tal vez. Pero vivimos en un planeta mar.

Ese Mar que, a través de sus interacciones con la atmósfera, juega un papel determinante en la continuidad y desarrollo de las distintas formas de vida de nuestro planeta. Los océanos nos proporcionan alimento, energía y múltiples recursos a los seres humanos.

"Es de toda evidencia que el hombre tiene que penetrar en el mar. No tiene otra alternativa. La población humana crece tan rápidamente y sus recursos se consumen en tal escala, que no habrá otro remedio que acudir al océano para tomar de él nuestro alimento", estas fueron palabras de Jaques Ives Cousteau en 1955 escritas en su libro "El Mundo Silencioso".

El día 8 de JUNIO se conmemoró el Día de los Océanos (fecha instaurada no hace muchos años), y quienes amamos el mar y hacemos lo posible por protegerlo, cuidarlo y difundir sus maravillas no podemos pasar por alto esta fecha aunque día a día lo recordemos y no haga falta una fecha determinada.

En 1994, la comunidad internacional dió un paso muy importante para la protección de los océanos al haber entrado en vigor la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley para los Océanos. Una de las principales tareas de la campaña en favor de la flora y la fauna marinas es la preservación del atún, el tiburón, el pez espada y las poblaciones de merlín. En 1997 la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el año 1998 como el Año Internacional de los Océanos.

Para qué todo esto? Qué se hizo desde entonces? Prohibir el "aleteo" en la Galápagos? Controlar de cerca a la flota ballenera japonesa? Suprimir la caza "turística" de focas en Alaska? Nada de eso... El ecosistema ya está manifestando síntomas de un desequilibrio. De qué nos sirve nombrar un año como el Año Internacional de "algo" que no cuidamos, de algo que hoy nos pide a gritos que lo salvemos?. Las palabras clave son "burocracia", "intereses", "egoismo" y en eso, la especie humana es especialista...

Nuestro mar está en problemas. No es un tema nuevo, pero lo que tal vez sea nuevo son los números de proyecciones, biodiversidad de especies, estadísticas, capturas con artes de pesca no permitidas... "Para el año 2048 los stocks de todas las especies actualmente explotadas colapsarán", pronosticó un informe publicado en la revista Science en Noviembre de 2006. Dicho de otra forma, en 40 años no habrá nada más que pescar.

Dos tercios de la acuicultura mundial depende del ecosistema costero (manglares, pastizales, arrecifes coralinos etc). A medida que disminuye la extensión de los manglares, humedales costeros y praderas marinas, los hábitats costeros pierden su capacidad de actuar como filtros de organismos y sustancias contaminantes.

La extinción de las especies es un proceso natural en la evolución del planeta. El problema actual, sin precedentes, es la rapidez con que está ocurriendo la extinción de las especies, la cual está ocasionada específicamente por las acciones de la especie humana. Desde la antigüedad, el hombre se empeña, a sabiendas o no, en mutilar y devastar brutalmente a las especies: por ejemplo, durante la Dinastía Flavia, en la Antigua Roma fue construido el Coliseo Romano (Siglo I) y en su arena llegaron a extinguirse especies que nunca llegamos a conocer en la actualidad. Morían 5.000 animales por año, y 2.000 hombres para "divertimento" del pueblo.

El mundo debería replantearse la manera en que se está midiendo el crecimiento económico. Durante mucho tiempo las prioridades de desarrollo se han centrado en lo que la humanidad puede extraer de los ecosistemas, sin pensar demasiado sobre cómo afecta esto la base biológica de nuestras vidas en un futuro no muy lejano.

La responsabilidad de proteger los océanos recae no sólo sobre los políticos, quienes definen las condiciones nacionales e internacionales de protección de los ecosistemas, sino también es tarea de cada individuo. La exigencia a los políticos para que tomen medidas más efectivas frente a esta problemática debe de estar acompañada del compromiso de cada uno de nosotros por actuar en una forma más responsable en la promoción de la defensa de las metas por la protección de los océanos.

Actuemos HOY por el mar de HOY, porque mañana... bueno, ya vemos que mañana lamentablemente tal vez no haya Mar por el cual actuar.


Claudia A. Pastorino
Instr. IDCS SSI #37.569
Staff I.A.B.


Especial agradecimiento a la Fundación Vida Silvestre Argentina,
y al Dr. Marcos Sommer desde Kiel, Alemania por el aporte de información para este Secreto del Mar.




Este mail liviano, que podés distribuir entre tus amigos, tiene por objeto difundir aspectos desconocidos del mar porque:
"No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce"
Además es un hermoso recreo en una semana de trabajo, ¡ Que sea buena !
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Copyright © 1999 - 2006 Derechos reservados sobre texto, autor Tito Rodríguez

martes, 2 de noviembre de 2010

Eros y tánatos

El protagonista estaba pero no estaba. A diferencia de Juan Domingo Perón, que cristal de por medio, la gente podía verlo o apoyar su mano, a Néstor Kirchner más simbólico que nunca, sólo se permitía suponerlo.

Las causas pueden ser varias o ninguna. La más ajustada a la realidad tal vez sea la imposibilidad de haber contado con tiempo y personal especializado para la preservación del cadáver. Pero sea como fuere, se impidió ver el cuerpo yaciente del guerrero. Comprobar que ya no era de éste mundo.


Lo cierto es que la organización decidió que la protagonista fuera ella. Que las miradas se posaran sobre la que quedaba viva. El vínculo quedó limitado a las caricias de la presidente al féretro y no al muerto. Eros y tánatos en una tensión inevitable mediatizada por la cálida madera barnizada, realzando aun más la mano que conduce a los que quedamos de éste lado.

La fuerza natural de atracción vital en lucha contra el reino de las sombras se conjugaba y se entrelazaban, pero como en la teoría del instinto en Freud y la del arquetipo en Jung los funerales constituyen un símbolo del fracaso amoroso mientras que el principio de muerte resulta siempre triunfante.

Las imágenes más impactantes que nos presentó la transmisión oficial se vieron opacadas por el reforzamiento dramático con personajes que fueron presentados como espontáneos pero que luego, como todo, se supo que fueron plantados, precisamente para cumplir la función comunicacional del reforzamiento. El supuesto productor rural que gritó que no había habido remates de hectáreas, era ni más ni menos que un socio de Guillermo Moreno en un feedlot de 20 mil cabezas de ganado en Morteros. O el barítono que cantó el Ave María, hermano de Tristán Bauer y funcionario nacional. Pero no se suponga esto como crítica. Es lo que había que hacer.

Aquí, la secundarización de la figura principal del difunto fue aún mayor. Como gritando al mundo de los muertos que no había triunfado. Al correr de las horas, el catafalco se fue cubriendo de banderas, pañuelos de Madres de Plaza de Mayo, artesanías aborígenes y otros objetos que hundían más en la sombra el protagonismo del protagonista. Recordar por ejemplo que el féretro de Perón sólo fue cubierto por la bandera argentina y su sable de General de la República. El de Ricardo Alfonsín por las banderas del país y de la Unión Cívica Radical y un ramo de rosas rojas al final.


Los gritos de los pasantes, desgarradores al principio, como cualquier grito de dolor e impotencia, por repetitivos, terminaron sonando contraproducentes, porque, recordar aquí, que la ceremonia se armó para los que lo seguimos por televisión y si bien las audiencias se renuevan según la franja horaria, sonó abusivo. Porque a nadie le gusta que le griten a dos metros y medio de distancia o a la que se encuentre nuestro televisor. Los gritos, además estaban más dirigidos a la presidente que al ex.

El dolor, cuando no puede ser procesado como dolor termina envenenando al portador. Muy humano y comprensible. Pero la imposibilidad de entender racionalmente lo que pasó, despierta emociones primitivas e irrefrenables, como el odio, el ánimo y juramento de venganza, la búsqueda de culpables sobre un hecho de la naturaleza, la biología y las pulsiones de muerte del protagonista.

El discurso imperante de los deudos parecía hacer creer que el ex presidente había muerto en un atentado artero y cobarde y no por causas que ya se conocían de antemano y de las cuales era él mismo y su entorno, los absolutos responsables.

El reclamo de respeto a quienes no acompañaron su dolor se confundía con los pedidos de que se muriera Cobos, Duhalde y Magnetto, entre otros enemigos declarados. La exigencia de ése respeto y acompañamiento en el dolor, en algunos casos extremistas hizo recordar uno de los más impresionantes e imperdonables errores políticos e históricos del peronismo (y del que 60 años después nos siguen asignando responsabilidad): La imposición del luto por la muerte de Eva Duarte.

Ecléctico por dónde se lo mire. La estética del funeral de Lady Di y de Michael Jackson, estrenada en los 80 por la de John Lennon estuvo en la Plaza de Mayo con las velas que doloridos militantes prendieron en la Pirámide de Mayo la noche del deceso en la espera de la llegada de su conductor. Un collage de cartas, dibujos que cuidaba y alimentaba un centro simbólico del dolor comunicado y corporizado en esos papeles, en las banderas y los cánticos.

Las denuncias contra el odio expresado por parte de la sociedad, incluso en programas de la TV oficial, eran simplemente proyección psicológica de lo que sentían ellos. El odio que nos tienen. Porque sino se debería suponer que estamos frente a personas tan ingenuas que creyeron que su muerte podría convertirnos mágicamente a todos en kirchneristas. Como intentan hacérnoslo creer con estudios de opinión propios de un almacenero antes que de profesionales.

Vivimos influenciados por el impulso inconsciente de morir o las pulsiones de muerte que devienen de no aceptar muy a nuestro pesar, que vamos a hacerlo algún día. A su vez, esa inaceptable situación encierra la imposibilidad lógica de reconocerla. Puesto que el miedo no es sino una forma leve de dolor. Pero existe un temor último y más terrorífico aun: que el dolor no desaparezca nunca y allí nace la impotencia y el odio irracional.

Ya en el cortejo que lo trasladó a hacia el aeroparque, lo central de la imagen oficial fue el coche de Cristina y no el que llevaba a Kirchner. Desdeñada la cureña que arrastró a la casi totalidad de los presidente argentinos desde 1902, se utilizó una camioneta cubierta que escondía aun más al líder rumbo a su destino final.

Se sabe que el planteamiento escenográfico estuvo a cargo de Fuerza Bruta, la empresa que organizara los festejos del Bicentenario. También se conoce ahora que la dirección de cámaras de la transmisión oficial fue manejada por Sebastián Ortega. Allí se juntaron la estética arquitectónica del escenario con la profesionalización de la dramatización en la reproducción de la realidad (que siempre es elegida).

Estuvieron también los que en otros espacios, como el canciller Timermann en la CNN anunciaba sonriente que la viuda partida por el dolor iría por su reelección o los representantes de la CGT y la UIA acordando las bases de un nuevo pacto social, lo que Lacan en la declinación de la imago paterna sentencia como “otros se preparan para tomar tu lugar”.

La exacerbación del juego del Edipo a esta particular relación entre políticos y ciudadanos y entre los hombres y mujeres del círculo. Es que sin la figura paterna que “rompa” la relación entre la madre proveedora y el niño, que fije límites y establezca la Ley, no queda otra que el desconcertado se refugie en un sistema donde la provisión y satisfacción de sus necesidades proviene de quién nunca le dirá que no.

El funeral no fue concebido ni organizado para las masas que se acercaron a despedirlo sino para los cientos de miles que lo siguieron por televisión. Recién en el momento del cierre, en el epílogo de carrera del Néstor Kirchner que conocimos; los que quedaron vivos se rindieron al imperio de la imagen transmitida. Les llevó muchos años admitir y sucumbir a la consigna que reza que no estamos viviendo una democracia de movilización sino de opinión mediatizada. Aunque semanas atrás quedaran maravillados de los cien mil que llevara Hugo Moyano a la cancha de River.

Rating de la tarde

Según cifras oficiales de la propia Casa Rosada, tres mil personas por hora recorrieron el hemicírculo para despedirlo. 90 mil en las 30 horas que reposó en Balcarce 50. No cabe duda que podían haber llevado un millón de personas si se lo hubieran propuesto, pero el acto no se organizó con ése sentido, sino aspirando a entrar en los comedores, cocinas, habitaciones de millones de argentinos.

Quedará para el análisis si hubo saturación informativa. Aquel punto en que las audiencias dejan de prestar atención y convierten adhesión por rechazo. Lo cierto es que al momento del traslado la sumatoria de Rating entre TV Cable y TV abierta alcanzó los 35.5 puntos. Muchos menos de los que ya lo están extrañando y aun lo lloran.


Y la muerte no tendrá dominio.
Los hombres que decidan morirse serán uno sólo
con el hombre en el viento y la luna en el poniente;
cuando sus huesos queden limpios y se dispersen,
ellos tendrán estrellas en el codo y en el pie;
aunque enloquezcan permanecerán cuerdos,
aunque se hundan en el mar volverán a levantarse,
aunque los amantes se pierdan, el amor no desaparecerá;
y la muerte no tendrá dominio.

Dylan Thomas
And the death shall have dominion

Ahora viene la etapa en la construcción del mito, que dé sentido y organicidad a la proyección política del legado de Néstor Kirchner.

Veremos dijo el ciego.

Fuente: http://todosgronchos.blogspot.com

Si queremos más seguridad busquemos más familia

Gualeguaychú (Entre Ríos), 2 Nov. 10 (AICA)

Mons. Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú
“En la villa no hay campos o huertas donde cosechar drogas; las armas tampoco se fabrican allí: todo eso viene de afuera. Los narcotraficantes no son contratados por los vecinos como guardias de seguridad privada. Si ellos se instalan es porque la autoridad del Estado de Derecho claudica ante su poder económico o de fuego (léase corrupción o cobardía)”. Así lo expresa monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú, en una columna de opinión publicada hoy en el diario Clarín titulada “Ningún pibe nace chorro”.

Tras afirmar que “en todo el país se repiten historias semejantes. Niños que son mal nutridos, tratados como esclavitos o dedicados a los prostíbulos. Son excluidos”, considera que “ante esta miseria es una bofetada que haya despilfarro y lujos obscenos. Funcionarios que estén sospechados de enriquecimiento ilícito. Es inmoral, inhumano, inmerecido, indigno, inicuo”. Y subraya: “Si queremos más seguridad busquemos más familia, más comunidad, más escuela, más trabajo. Comprometámonos para erradicar de verdad el tráfico de drogas y de armas, la corrupción que lo favorece, el abuso infantil, la violencia doméstica”.

Texto completo del artículo:

Ningún pibe nace chorro
Cuando Ariel nació era una noche fría. Su mamá era pobre y no se había alimentado bien durante el embarazo. Fue el tercer parto “normal” para Daniela, que por ese entonces tenía 20 años.

Muy pronto a Ariel le pusieron por apodo “el Rulo” y sólo en la escuela (las maestras) sabían su nombre completo.

El papá de Rulo abandonó el hogar cuando él tenía apenas 6 meses. Daniela vivía en una casilla muy pobre. Pronto se vino con ella su hermana mayor con el novio y 4 hijos.

Los chicos más grandes acompañaban a cartonear para parar la olla. El hacinamiento generaba promiscuidad.

Varias veces el Rulo fue abusado sexualmente por el primo más grande. Cuando le contó a la mamá no le quiso creer. En realidad, ella sabía de varios casos de ésos en su familia, y a ella misma un tío la abusaba de chiquita. Pero no sabía de dónde sacar fuerzas para enfrentar esa situación.

Mezcla de impotencia, bronca y pánico.

El Rulo estaba cada vez más en la calle que en casa. No soportaba que el tío -o algo así- cada vez que se emborrachaba les pegara a los chicos, a su mamá, a su tía; o que las besara a las dos delante de todos.

A los doce años estaba en 4° grado por haber repetido varias veces. Y ya no quiso seguir más. Estaba cansado de las cargadas. En casa le gritaban “inútil”, y varias veces la mamá le reprochaba “¡para qué te habré parido!”.

Cuando le hablaban de “aspiraciones” en la vida él pensaba en la bolsita de pegamento.

Algo que deseaba mucho era tener un par de zapatillas nuevas, estrenadas por él. Una vez alguien donó 200 pares a la Capilla del barrio y allí pudo lograr su sueño. Estaba recontento con esas zapatillas. Le duraron menos de un mes. Una noche su hermanastro se las llevó mientras dormía y las cambió por algunas dosis de paco. Al Rulo le dio mucha bronca. Y el Rulo dijo ¡basta! Se juntó con los flacos de la placita. Varias veces le habían tirado onda para repartir algunos encargos especiales.

“Todo bien, todo legal”, le decían. A los pocos días se compró un par de zapatillas nuevas, pero esta vez no lo iban a apurar.

Un guardia de seguridad le consiguió una 38 por poca plata. Ahora sí había quedado “bien calzado” en los pies y en la cintura. Un abuelo vecino le decía: “Rulo, cuidate, tenés que amar la vida”. El Rulo le escupió algo que había escuchado: “yo no me enamoro de la vida porque estoy casado con la muerte”.

¿Qué es para Rulo amar la vida? ¿Cómo es respetar la vida? En la villa no hay campos o huertas donde cosechar drogas; las armas tampoco se fabrican allí: todo eso viene de afuera. Los narcotraficantes no son contratados por los vecinos como guardias de seguridad privada. Si ellos se instalan es porque la autoridad del Estado de Derecho claudica ante su poder económico o de fuego (léase corrupción o cobardía).

¿Qué significa niñez en riesgo, familia en riesgo, adolescentes en riesgo? ¿En riesgo de qué? De no ser. En riesgo -”al borde”- de no ser niño, de no ser familia. A él muchos ya le bajaron la edad de imputabilidad y lo declararon culpable de todo lo que le pasó. A los 15 años se le trata como culpable del “delito” de haber nacido en este lugar, de haber elegido alimentarse mal, ser abusado y todo lo que ya sabemos.

El Estado brilla por su ausencia. Si fuera un alumno diríamos “se quedó libre”.

En todo el país se repiten historias semejantes. Niños que son mal nutridos, tratados como esclavitos o dedicados a los prostíbulos. Son excluidos. ¿De qué? De la vida digna, de los derechos. Del trabajo, de la mesa, del aula, del consultorio, del baño, de la canilla, del pelotero, de la canchita, del descanso, del amor.

Nadie puso el grito en el cielo cuando esta violencia le pegó duro. Ante esta miseria es una bofetada que haya despilfarro y lujos obscenos. Funcionarios que estén sospechados de enriquecimiento ilícito. Es inmoral, inhumano, inmerecido, indigno, inicuo.

Si queremos más seguridad busquemos más familia, más comunidad, más escuela, más trabajo. Comprometámonos para erradicar de verdad el tráfico de drogas y de armas, la corrupción que lo favorece, el abuso infantil, la violencia doméstica.

Hace un tiempo leí una frase en una remera, una verdad: “ningún pibe nace chorro”. La historia de Ariel pudo ser otra.+


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