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sábado, 16 de junio de 2012

A pedales por el Pirineo Francés - Tour de France

Los puertos del Pirineo por donde todos los años circulan las estrellas del Tour de Francia, un osado reto y un gran placer para los aficionados al ciclismo.
Vista panorámica de la Ville de Arreau - Foto por Mónica Grimal


Texto: Armando Cerra


Fotos: Mónica Grimal


Todo aquel que ama el ciclismo en algún momento se plantea emular a los grandes de ese deporte. Lógicamente compararse con monstruos de la bici de la talla de Eddy Merckx, Bernard Hinault, Miguel Indurain o Lance Armstrong es absurdo, sin embargo cualquiera puede retarse a sí mismo y pedalear por las mismas vías que les dieron la gloria a esos campeones.


En Francia son conscientes de que su Tour de FranceSeñalización ciclista de los puertos pirenaicos es la carrera más importante de todo el calendario ciclista, que en ella se gestan leyendas y que son millones los aficionados que la siguen por la televisión y la prensa. Todos esos seguidores son potenciales visitantes de las calzadas por las que circula el pelotón. Por ello, los recorridos más emblemáticos del Tour están perfectamente señalizados para ciclistas amateurs llegados de todos los rincones.


Sin duda, son los puertos de montaña lo más espectacular de la carrera y especialmente aquellos que transitan por la cordillera pirenaica, ya que aquí se unen de forma continua un puerto tras puerto, endureciendo los trayectos hasta límites insospechados.


Hay que estar muy bien preparado físicamente para completar las mismas etapas que realizan los profesionales, por eso para todo aquel que acuda a los Pirineos con su bicicleta es recomendable elegir solo uno de los puertos, para no llegar al agotamiento y así poder disfrutar de unos paisajes naturales bellísimos y unos pueblos donde reinan tradiciones ancestrales.


Las opciones son abundantes. Para comenzar se puede ascender el puerto más mítico de todos ellos: el Tourmalet. Para llegar a su cima hay que partir de la bella localidad de Luz Saint Sauver, cuyo entrañable casco histórico está presidido por la rotundidad de la iglesia fortificada de San Andrés.


Ahí, precisamente empiezan los 19 km de recorrido que desde los apenas 700 metros de altitud de la población alcanzan los 2115 en la cima. Un recorrido duroObservatorio astronómico de Midi de Bigorre y prolongado pero de una belleza extrema que alcanza su cenit cuando se comienza a vislumbrar la cumbre de la montaña de Midi de Bigorre.


En esa cumbre se halla uno de los observatorios astronómicos más altos de Europa. El observatorio es visitable gracias a un funicular que alcanza la cumbre desde la cercana estación de esquí de la Mongie, que por otra parte es el final del descenso por la otra vertiente del puerto del Tourmalet.


Otro de los puertos más famosos de la zona es el Col de Aubisque. También se trata de un largo recorrido de una pendiente media que alcanza el 7%, aunque hay puntos que superan el 13%. Para ascenderlo se comienza a pedalear en las calles del coqueto pueblo de Laruns. Desde aquí, la carretera llega hasta el vetusto balneario Vista durante el ascenso al Col de Aubisquetermal Eaux Bonnes, y en esta población empieza lo más espectacular del ascenso que pronto se convierte en vertiginoso, ya que la carretera prácticamente va colgada en la empinada ladera de la montaña. De esta forma se culmina el recorrido en el puerto a 1709 metros de altura y se disfrutan de unas vistas únicas de los Pirineos.


El ascenso al puerto de Aspin es más suave, más corto y alcanza menor altura. En total unos 12 km de subida que comienzan en la localidad de Arreau, situada a orillas de los ríos Aure y Louron. Viejo casino del balneario termal Eaux BonnesEste puerto es más recomendable para los menos iniciados, ya que su ascenso es menos costoso y tiene la gran ventaja de que una vez llegados a la cumbre a 1489 metros, se puede descender por el mismo camino, para retornar a las calles de Arreau, un núcleo pirenaico encantador, en el que destacan los tramos fluviales, la vieja serrería recuperada hace pocos años y edificios magníficos como el ayuntamiento, la Maison de Lys o la iglesia de Saint Exupère.


Y para finalizar los recorridos por los puertos pirenaicos del Tour de France, en otra jornada se puede acometer el ascenso hasta la estación invernal de Piau Engaly, prácticamente en la frontera con España. Un paraje completamente cercado por cumbres nevadas, donde los reyes son los telesillas y los esquiadores en invierno, y las vacas pastando y las marmotas haciendo cabriolas en verano.
Fuente: todoparaviajar.com

Dedicado a mi hermano de la vida, un enamorado de las dos ruedas y que conoce muy bien estos caminos.

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