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viernes, 11 de mayo de 2012

Se hace camino al andar

La obvia referencia no es al pasar. La historia misma del Antiguo Camino Real que unía Lima con Buenos Aires, se fue escribiendo a medida que avanzaba la calzada. Hoy, puede convertirse en un fascinante circuito, aun no explotado en todo su potencial.
 
El Antiguo Camino Real, un novedoso circuito al sur de América.
por Rodrigo Carretero

Ir y volver en una misma dirección. Tanto de allá para acá, de acá para allá, el final es de donde se parte. Idas y vueltas de un mismo sentido, la comunicación.

En rigor histórico, el Antiguo Camino Real iniciaba sus huellas en la capital del Virreinato del Perú, la ampulosa Lima colonial. Mucho le debe al Camino del Inca, aquel que traslada a la América del Sur, el famoso dicho, “todos los caminos conducen al Cuzco”. Por sobre el nativo sometido, se fue construyendo la senda que buscaba el sur, poder comunicar el Alto Perú con las recién fundadas ciudades de Salta, Santiago del Estero, Córdoba y más tarde, Buenos Aires, en el actual territorio de la República Argentina.

Fue una de las vías mas transitadas durante la época de dominio español y todavía después de las guerras de independencia de las colonias. El camino era Real, por ser la única vía oficial y autorizada por el rey para el comercio y tráfico de las mercancías.


Pasados los siglos, en Perú y Bolivia los testimonios tangibles han desaparecido en su mayoría.Donde es posible seguirlo es en la ruta a Machu Picchu, desviando hacia Puno, en la frontera peruano boliviana. Aquí, el camino va serpenteando valles y abismos, rutas de muerte por su estrechez y altura. Desde La Paz a Oruro, Potosí y un desvío a Sucre, la antigua Chuquisaca. En estas ciudades es posible admirar los logros de la arquitectura barroca americana, donde lo español se adapta a lo que encuentra y origina piezas de valor incalculable en iglesias y construcciones cívicas.

Es recomendable una estadía de unos cuantos días para poder conocer todas las maravillas que ofrece Bolivia. Muchas cadenas internacionales de hoteles  de lujo han abierto sus puertas en el país, debido a la revalorizacion turística. Al antes llamado Alto Perú tuvo su apogeo durante el Imperio español debido a las minas de plata y oro y hoy sobrevive de su pasado, entre la gloria y la vergüenza esclavista.

Entrar a la Argentina por el norte, por La Quiaca, traspasar la puna y bajar a la Quebrada de Humahuaca, es descubrir toda una amalgama de contrastes donde la historia vive en los rostros de sus habitantes y en las calles de sus pueblos.

El Antiguo Camino Real esta trazado a fuego en el territorio argentino. La ruta nacional 9 corre paralela a él y respeta su devenir. Seguir la ruta es seguir el Camino Real y en cada uno de los pueblos y ciudades que atraviesa, se lo puede percibir sin mayores esfuerzos.

En provincias como Jujuy, Salta o Córdoba es donde mayor valor se le ha dado. Se han creado circuitos históricos a su alrededor y una importante infraestructura hotelera acompaña al viajero en todo el recorrido. Es un viaje fascinante, donde es posible combinar sin mayores esfuerzos, los testimonios vividos de la historia con las comodidades que ofrecen los diferentes alojamientos.

Hay tres puntos clave en Argentina para conocer el Camino Real. El primero de ellos, es la Quebrada de Humahuaca en Jujuy. Declarada Patrimonio de la Humanidad, la quebrada ha visto crecer de manera exponencial la llegada de turistas de todo el mundo, que vienen a maravillarse con sus paisajes. Del Camino propiamente dicho, podemos encontrar postas, como Hornillos, cercana a la población de Maimará. Pueblos encantados como Tilcara, la misma Humahuaca o Purmamarca.

Siguiendo el derrotero, San Salvador aguarda con sus esculturas de Lola Mora, Salta sorprende de día y de noche, no hay que dejar de conocer la posta de Yatasto o el río Juramento, lugares de interés histórico para el país. Santiago del Estero recibe y ofrenda con su desierto, su eterna planicie horizontal. La ciudad capital posee hoteles de categoría donde es posible reponer fuerzas para encarar lo que será el segundo trecho más importante y el más valorado.

El gobierno de la provincia de Córdoba ha creado el circuito Antiguo Camino Real, con la misión de preservarlo y puesta en valor turístico del norte de la provincia. A lo largo del camino, es posible conocer pueblos centenarios como San José de la Dormida, Villa Tulumba, Simbolar, Las Peñas, Villa del Totoral. Todos ellos, antiguas postas del camino. Detrás de una curva, surge majestuosa la Estancia Jesuítica de Jesús María y es aquí, junto a la Estancia Caroya, distante no más de cinco kilómetros, donde ya se hace carne en el viajero el mismo camino. Todo se entiende y se relaciona en la historia que relatan los guías locales. Es posible tomar real dimensión de la importancia de este camino y se entiende porque la ruta de hoy es la huella del ayer. También se ofrece la posibilidad de un circuito gourmet, haciendo altos en restaurantes de comidas típicas, donde lo lujoso se haya en los ingredientes más que en las infraestructuras.

En la capital cordobesa, la Manzana Jesuítica termina de cerrar el círculo. Cabe destacar que todas las construcciones que hicieron los jesuitas están declaradas Patrimonio de la Humanidad, tal es su importancia.



Lento, pero sin detenerse, se llega al tercer punto crucial del Camino, ya en superficie de la

 Provincia de Buenos Aires. Era, la hoy ciudad de Luján, la última posta antes de arribar al puerto. Aquí también se resguarda la historia del camino en museos. Apenas 60 kilómetros

 faltan para llegar al final, al principio, a Buenos Aires. Apenas un caserío de adobe y paja, fue creciendo para ser la gran aldea a mediados del siglo XIX y ser coronada la Reina del Plata en los albores del XX.

Buenos Aires es la última casilla del derrotero del Camino Real. Es el gran premio para el espíritu que se enaltece al viajar, al recorrer caminos, al conocer la historia viva.

De Lima a Buenos Aires, mucho se ha de caminar, tanto en kilómetros como en tiempo, y lo único que provoca la detención es la imposibilidad de caminar sobre las aguas del Río de la Plata.

Hasta aquí se ha llegado, desde aquí, se ha de partir. Aquel que al andar, haga su propio camino, sentirá, al haber recorrido el Antiguo Camino Real, que su cometido ha alcanzado su horizonte.

Fuente: todoparaviajar.com

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