La obvia
referencia no es al pasar. La historia misma del Antiguo Camino Real que
unía Lima con Buenos Aires, se fue escribiendo a medida que avanzaba la
calzada. Hoy, puede convertirse en un fascinante circuito, aun no
explotado en todo su potencial.
El Antiguo Camino Real, un novedoso circuito al sur de América. | |
por Rodrigo Carretero
Ir y volver
en una misma dirección. Tanto de allá para acá, de acá para allá, el
final es de donde se parte. Idas y vueltas de un mismo sentido, la
comunicación.
En rigor
histórico, el Antiguo Camino Real iniciaba sus huellas en la capital del
Virreinato del Perú, la ampulosa Lima colonial. Mucho le debe al Camino
del Inca, aquel que traslada a la América del Sur, el famoso dicho,
“todos los caminos conducen al Cuzco”. Por sobre el nativo sometido, se
fue construyendo la senda que buscaba el sur, poder comunicar el Alto
Perú con las recién fundadas ciudades de Salta, Santiago del Estero,
Córdoba y más tarde, Buenos Aires, en el actual territorio de la
República Argentina.
Fue una de las
vías mas transitadas durante la época de dominio español y todavía
después de las guerras de independencia de las colonias. El camino era
Real, por ser la única vía oficial y autorizada por el rey para el
comercio y tráfico de las mercancías.
Pasados los
siglos, en Perú y Bolivia los testimonios tangibles han desaparecido en
su mayoría.Donde es posible seguirlo es en la ruta a Machu Picchu,
desviando hacia Puno, en la frontera peruano boliviana. Aquí, el camino
va serpenteando valles y abismos, rutas de muerte por su estrechez y
altura. Desde La Paz a Oruro, Potosí y un desvío a Sucre, la antigua
Chuquisaca. En estas ciudades es posible admirar los logros de la
arquitectura barroca americana, donde lo español se adapta a lo que
encuentra y origina piezas de valor incalculable en iglesias y
construcciones cívicas.
Es
recomendable una estadía de unos cuantos días para poder conocer todas
las maravillas que ofrece Bolivia. Muchas cadenas internacionales de
hoteles de lujo han abierto sus puertas en el país, debido a la
revalorizacion turística. Al antes llamado Alto Perú tuvo su apogeo
durante el Imperio español debido a las minas de plata y oro y hoy
sobrevive de su pasado, entre la gloria y la vergüenza esclavista.
Entrar a la
Argentina por el norte, por La Quiaca, traspasar la puna y bajar a la
Quebrada de Humahuaca, es descubrir toda una amalgama de contrastes
donde la historia vive en los rostros de sus habitantes y en las calles
de sus pueblos.
El Antiguo
Camino Real esta trazado a fuego en el territorio argentino. La ruta
nacional 9 corre paralela a él y respeta su devenir. Seguir la ruta es
seguir el Camino Real y en cada uno de los pueblos y ciudades que
atraviesa, se lo puede percibir sin mayores esfuerzos.
En provincias
como Jujuy, Salta o Córdoba es donde mayor valor se le ha dado. Se han
creado circuitos históricos a su alrededor y una importante
infraestructura hotelera acompaña al viajero en todo el recorrido. Es un
viaje fascinante, donde es posible combinar sin mayores esfuerzos, los
testimonios vividos de la historia con las comodidades que ofrecen los
diferentes alojamientos.
Hay tres
puntos clave en Argentina para conocer el Camino Real. El primero de
ellos, es la Quebrada de Humahuaca en Jujuy. Declarada Patrimonio de la
Humanidad, la quebrada ha visto crecer de manera exponencial la llegada
de turistas de todo el mundo, que vienen a maravillarse con sus
paisajes. Del Camino propiamente dicho, podemos encontrar postas, como
Hornillos, cercana a la población de Maimará. Pueblos encantados como
Tilcara, la misma Humahuaca o Purmamarca.
Siguiendo el
derrotero, San Salvador aguarda con sus esculturas de Lola Mora, Salta
sorprende de día y de noche, no hay que dejar de conocer la posta de
Yatasto o el río Juramento, lugares de interés histórico para el país.
Santiago del Estero recibe y ofrenda con su desierto, su eterna planicie
horizontal. La ciudad capital posee hoteles de categoría donde es
posible reponer fuerzas para encarar lo que será el segundo trecho más
importante y el más valorado.
El gobierno de
la provincia de Córdoba ha creado el circuito Antiguo Camino Real, con
la misión de preservarlo y puesta en valor turístico del norte de la
provincia. A lo largo del camino, es posible conocer pueblos centenarios
como San José de la Dormida, Villa Tulumba, Simbolar, Las Peñas, Villa
del Totoral. Todos ellos, antiguas postas del camino. Detrás de una
curva, surge majestuosa la Estancia Jesuítica de Jesús María y es aquí,
junto a la Estancia Caroya, distante no más de cinco kilómetros, donde
ya se hace carne en el viajero el mismo camino. Todo se entiende y se
relaciona en la historia que relatan los guías locales. Es posible tomar
real dimensión de la importancia de este camino y se entiende porque la
ruta de hoy es la huella del ayer. También se ofrece la posibilidad de
un circuito gourmet, haciendo altos en restaurantes de comidas típicas,
donde lo lujoso se haya en los ingredientes más que en las
infraestructuras.
En la capital
cordobesa, la Manzana Jesuítica termina de cerrar el círculo. Cabe
destacar que todas las construcciones que hicieron los jesuitas están
declaradas Patrimonio de la Humanidad, tal es su importancia.
Lento, pero sin detenerse, se llega al tercer punto crucial del Camino, ya en superficie de la
Provincia de
Buenos Aires. Era, la hoy ciudad de Luján, la última posta antes de
arribar al puerto. Aquí también se resguarda la historia del camino en
museos. Apenas 60 kilómetros
faltan para llegar al final, al principio, a Buenos Aires. Apenas un caserío de adobe y paja, fue creciendo para ser la gran aldea a mediados del siglo XIX y ser coronada la Reina del Plata en los albores del XX.
Buenos Aires
es la última casilla del derrotero del Camino Real. Es el gran premio
para el espíritu que se enaltece al viajar, al recorrer caminos, al
conocer la historia viva.
De Lima a
Buenos Aires, mucho se ha de caminar, tanto en kilómetros como en
tiempo, y lo único que provoca la detención es la imposibilidad de
caminar sobre las aguas del Río de la Plata.
Hasta aquí se
ha llegado, desde aquí, se ha de partir. Aquel que al andar, haga su
propio camino, sentirá, al haber recorrido el Antiguo Camino Real, que
su cometido ha alcanzado su horizonte.
Fuente: todoparaviajar.com
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