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jueves, 22 de septiembre de 2011

Hoteles: las claves de un buen desayuno

El desayuno (ese mimo que el huésped espera recibir cada mañana) es el ítem que más expectativas despierta. En la Argentina, donde el servicio se incluye en la tarifa, es también el que más frustraciones genera en la franja de la hotelería media. Aquí algunos tips para tener en cuenta a la hora de elegir.

Los infaltables en un desayuno

EL JUGO DE NARANJA
Lo mínimo expectable: que sea natural en serio, hecho a partir de fruta fresca. Un ideal improbable: de naranjas recién exprimidas, y muy ricas.

EL CAFÉ
Recién hecho. El termo lo mata y si es recalentado, vuelve a morir. En caso de ser de filtro, no al jugo de paraguas. La tendencia: expreso.

LA MERMELADA
Mínimo dos, y de sabores contrapunteados. Ganan las ácidas (ciruelas, bayas rojas o negras) y las cítricas. El estilo: caseras de buena factura.

LA MANTECA
Individual envasada, o recién fraccionada. Si se ve amarilla por fuera, es que está viejita… o lleva mucho tiempo cortada. No al rulito mojado.

LOS HUEVOS
La fórmula más difundida: revueltos. No son aptos para los que desayunan tarde, pues se van recocinando en la campana que los mantiene calientes.

QUESOS & FIAMBRES
De los primeros, pulgar abajo al de máquina y al fundido como únicas opciones. De los segundos, no a los reconstituidos, sin excepción.

FRUTAS
Las más exitosas: las tropicales. Mejor, fileteadas. No a la ensalada nadando en jugo, llena de manzana, hollejos de naranja y falsas cerezas.
¿CONTINENTAL O AMERICANO?

Es la pregunta que se le formula al huésped cuando solicita el servicio de desayuno en la habitación. Tome nota: el continental es una oda a los hidratos de carbono; lo componen panes diversos, facturas, budines, muffins, tortas y los imprescindibles cereales con su valioso aporte de fibras. El americano (también llamado buffet) contempla frutas frescas –y secas también–, yogur, quesos y fiambres, salchichitas, salmón ahumado, panceta y huevos, por supuesto, en cualquiera de sus clásicas versiones (fritos, revueltos, duros, poché, à la coque, en omelette) con alguna verdura; la más difundida, la papa. La tendencia med fue imponiendo el tomate a la plancha.
Todos estos bocados giran alrededor de la taza de café, o de té, con sus infaltables tostadas, mermeladas, manteca y jugo de naranja. Así se concibe, en términos generales, el primer condumio del día en el mundo occidental. En cambio, en los países árabes, asiáticos y africanos es costumbre romper el ayuno con “comida-comida”.
¿Y por casa, cómo andamos? A la mayoría de los argentinos, quién no lo sabe, le va desperezarse mateando; muchos adhieren al café con leche y en ambos casos prácticamente sin sólidos mediante. Afuera es otro el yantar; sea de vacaciones o por trabajo, la mañana de hotel del argentino arranca con hambre de desayuno, no importa cuál.
Los elegidos

Posada Arcadia - Yerba Buena, Tucumán.
Su dueña Marta Carrasco sirve muffins horneados al momento, jugo recién exprimido y fruta fresca de estación; cuando es época, pone higos de tuna y mango local, una delicia. El servicio, en vajilla inglesa, con cubiertos de plata y servilletas de hilo bordadas.

Ave María - Tandil, Buenos Aires.
Una hostería tandilense donde se rinde culto a los buenos productos de la región es la de Asunti Pereyra Iraola. Mermeladas de ley, quesos & fiambres seleccionados y una panificación especialmente buena reinan en las mañanas de Ave María.

La Merced del Alto - Cachi, Salta.
Al pie del Nevado del Cachi, la importancia del capítulo gourmet se manifiesta al empezar el día. Su calidad y variedad mereció ser premiado como el mejor de 2010 por The BBH (The Best Boutique Hotels) de la Argentina.

Llao Llao - Bariloche, Río Negro.
Desayunos memorables son los que se despliegan en el comedor de Los Césares del hotel Llao Llao. Si lo pide en la habitación tampoco se arrepentirá: llega pletórico de tentaciones de calidad superlativa.

Estancia Santa Inés - Posadas, Misiones.
Ni una mermelada que no sea casera, ni una que sea ni fu ni fa y nunca menos de cinco o seis variedades. Todas hechas en casa por las mismísimas manos de Nanny Nuñez, de la estancia Santa Inés. Son de apepú, guayaba, maracuyá… y acompañan una deliciosa panificación propia.

Nota publicada en Revista Lugares, edición n° 177.

1 comentario:

Sara dijo...

Tuve la posibilidad de pasar unos días en unos hoteles en salta y allí, pude tener y consumir unos desayunos espectaculares. Tenía frutas, bebidas, jugos, etc.