El otro día escuchando la exposición de un grupo de alumnos, les tocaba hablar sobre el cuidado del medio ambiente. Por el tono del disertante, daba por hecho que toda la suciedad en los ambientes es provocada por los visitantes, cosa que no comparto totalmente. Entonces pregunté, si todos estaban seguros que era así? Hay muchos sitios que visito con frecuencia, por mi trabajo vinculado al turismo, y me doy cuenta que no es así. Por dar un ejemplo, San Antonio de los Cobres, donde los niños que piden plata a los visitantes, luego corren a comprar sus golosinas, bebidas y tiran los papeles y envases en medio de la calle donde "trabajan". Lo peor de todo es la ausencia de un comentario correctivo por parte de sus padres, hermanos mayores o amigos.
Para sorpresa de muchos, un alto porcentaje de estos niños, por no decir todos, concurren todos los días a la escuela y tanto ellos como sus maestros, saben de la importancia de la visita de turistas a su localidad, pudiendo vender sus tejidos, hacer de guías, contar la historia de su cultura, etc.
Por lo tanto mi pensamiento siempre ronda en la misma idea, es falta de educación. Y con esto trato de no caer en perjuicios. Quizás es utópico pretender que lo aprendan en su casa, pues sus padres no han tenido oportunidad de contar con dicha educación, pero ellos sí, gracias a Dios, tienen esa posibilidad. Por lo tanto, nosotros los formadores, educadores o simplemente los que estamos frente de un aula, debemos ser responsables de la educación de las generaciones presentes y futuras.
No hace falta que figure en ningún programa, ni que nos lo digan las autoridades superiores, sabemos lo que debemos transmitir para colaborar con el cuidado del medio ambiente y por qué no dejar una imagen digna ante los ojos de los visitantes.
Con pocas palabras podemos contarles a estos niños, el impacto negativo a la vista propia y ajena que esto ocasiona, los cientos y miles de años que tardan los desechos en ser degradados y la contaminación que provoca en su vida diaria, en algo tan vital como el agua.
hachece